Modos de hacer colectivo

“Modos de hacer colectivo en el arte uruguayo”.

CSIC-UDELAR.
Proyecto de investrigación financiado a dos años por la Comisión de investigación científica de la Universidad de la República.
2013-2015.

Link a CasaMario: https://www.facebook.com/proyectocasamario?ref=ts&fref=ts

Proyecto:
1- Fundamentación y antecedentes

Marco general-conceptual y coyuntura en que se inscribe el proyecto:

El Uruguay comienza a estar inscripto en los últimos años en una red o matriz cultural global que esta poniendo en evidencia una crisis identificatoria-diferenciatoria con el mundo, que nos exige y permite pensarnos temporal y espacialmente como sociedad y como “representantes locales” de lo artístico-cultural en dicha coyuntura.

Los principios de la globalización que gobiernan el escenario cultural y artístico refieren con el tiempo cada vez menos a una situación geográfica concreta, localizada, y cada vez con más determinación a una situación virtual, conectiva, a través de redes y mecanismos de comunicación integrados a lógicas temáticas y de interés variado. En este sentido la globalización y sus estrategias conjugan y promocionan contradictoriamente la proliferación de grandes exhibiciones, eventos, que siguen el modelo de la Documenta de Kassel, de las bienales internacionales como las de Venecia y San Pablo, cada vez en mayor número en el mundo, junto a una referenciación de las sociedades desde formas deslocalizadazas y difusas. En este mundo se viene desarrollando una marcada espectacularización de la cultura y el arte, ligado al turismo, al consumo, e incluso al desarrollo urbano y territorial desde la especulación inmobiliaria; procesos de gentrificación urbana y territorial, desplazamiento de personas en virtud de lógicas económicas, todo ello incluyendo al arte y la cultura como herramientas para estos fines. La crisis o cambios de lo institucional como figura moderna, como modelo de constitución de la identidad -primera modernidad- dan lugar a una apertura o confusión del reconocimiento identitario a través de la proliferación de las comunicaciones, del intercambio, y de la multiplicación de la noción del espacio-tiempo. A su vez las formas de circulación y puesta en escena del arte contemporáneo se han visto modificados o han amplificado sus horizontes, el valor de la participación desde los públicos se ha hecho equivalente al de poseer obras por las instituciones.

En los últimos años en Uruguay se ha hecho evidente el surgimiento de diversos emprendimientos artísticos, colectivos artísticos, artistas emergentes y programas culturales institucionales que han puesto y ponen en juego esta crisis de los principios de identificación con lo local y con los circuitos internacionales centrales-globales del arte. Con todo aquello que dialoga con la propia lógica del sistema artístico y cultural y con la sociedad en términos inclusivos de exploración y experimentación, desde diferentes modos colectivos de hacer. Se han incorporado a la agenda de estos emprendimientos, diferentes temas como: pensarse como nación-frontera, como región y como parte en el mundo; la crítica institucional como confrontación con las instituciones artísticas, autonomía de acción de los proyectos, constituirse o construirse a través de la relación con dichas instituciones que dan apoyo a emprendimientos culturales-artísticos; la construcción de los públicos como motor verificador de la incertidumbre de quienes nos miran o contemplan y como partes constituyentes de las propias obras artísticas; la utilización del espacio como objeto de análisis del mismo; la condición pública del arte; etc. Si bien en Uruguay este reciente proceso de aceleración de las relaciones humanas en la producción de arte y de los modos de hacer en relación al mundo y a la institución artística se esta produciendo desordenada e irregularmente, es importante definirlo como un proceso de ruptura con los paradigmas modernos e incluso con la propia posmodernidad. Resulta imprescindible pensarlo como un momento histórico bisagra en lo que refiere a nuestra localidad en el mundo.

Gabriel Pelufo plantea como preguntas: “¿Cómo debe evaluarse esta crisis de la antigua relación marital entre arte y contexto, entre arte y sentido del lugar frente a la problematización de los conceptos de “lugar” y “contexto”, y frente al predominio de una “lengua franca” internacional del arte en los circuitos legitimadores? ¿Cuál es el sentido último de la competencia personal en esos circuitos internacionales, cuando su maquinaria parece alimentarse sólo a sí misma en una suerte de “autopía” (auto-utopía), encerrada en la teleología del propio sistema?”[1]

En este sentido cobra particular interés poner en objeto de investigación y construcción todas aquellas instancias colectivas contemporáneas y sus respectivos antecedentes que favorecen la construcción de nuevos mundos colectivos, cuyos modos y formas de hacer proponen instancias de contacto, composición de relaciones sociales nuevas, exploraciones de mundos disímiles, etc. Hablamos de actividades artísticas colectivas; modos de hacer colectivo que incluyan actores diversos y poblaciones específicas y no específicas del arte; artistas que promueven el trabajo con organizaciones sociales y militantes; hasta proyectos universitarios que se proponen como premisas el cruce disciplinar y la mixtura de campos sin definir previamente los tópicos de trabajo. Y particularmente todas aquellas propuestas que apuntan a constituirse más allá de su capacidad endogámica de realización, construyendo relaciones con mundos circundantes, con una esfera cultural ampliada y compleja que trascienda el empequeñecido mundo local. Laddaga reflexionando sobre la globalización y los procesos ciudadanos en donde se establecen proyectos relacionales entre personas, dice:

“Individuos que se encuentran en equilibrios inestables, particularmente en esos sitios de alta volatilidad que son las escenas globalizadas de artistas e intelectuales, donde se vuelve común (…) las formas de vida polígamas respecto al lugar, que demandan a los individuos que se constituyan en administradores activos de sus trayectorias y sus traducciones, especialmente allí donde tiene lugar lo conflictivo y en un espacio de incertidumbre global”[2] 

Dan cuenta de todo esto un conjunto de nuevos emprendimientos y acciones artísticas en los últimos años en la escena local. Por un lado proyectos privados, personales y colectivos, como son la aparición de nuevas galerías y espacios de arte contemporáneo; galerías experimentales que ponen en relación el mercado del arte con talleres y propuestas de enseñanza y producción; espacios-talleres que procuran experimentar en la creación de nuevas temporalidades del arte y sus lugares; artistas y colectivos que trabajan sobre la producción colectiva de deseos y la puesta en común de todo ello; propuestas de producción artística que se proponen vincular procesos creativos, curatoriales y críticos en un mismo programa de trabajo; etc. Por otra parte una dimensión institucional que desde iniciativas personales y colectivas han puesto a funcionar proyectos colectivos en una matriz de relaciones globales con la cultura. En un escenario de escala mayor en lo que hace al emplazamiento de nuestro país en una matriz regional-global, resulta insoslayable considerar la marcada influencia desde los 2000 de los modos institucionales-estatales de generar redes culturales, modos de crear territorio fuera del territorio, como lo fueron diversos centros, como el Centro Cultural de España (el principal dinamizador de lo cultural en Montevideo desde el año 2001), Centro Cultural Méjico y el Centro Cultural Venezuela. También es notorio considerar contextualmente en toda esta situación, la aparición de importantes galerías internacionales en Montevideo (Galería Xippas), (2009); el Museo-Centro Cultural “The Bohemina Gallery & Museum of Contemporary Art” (2011); SOA Art Gallery (2010); Fundación Atchugarry en Punta del Este (2007); “Espacio de arte contemporáneo –EAC-” (2010), entre otros. Y quizás el emprendimiento de mayor resonancia global para nuestra ciudad y país estará representado en lo que será la primera Bienal de arte de Montevideo “El gran sur”, a ser realizada en octubre-noviembre de 2012, con la curaduría de Alfons Hug.


[1] PELUFFO LINARI, Gabriel, “Uruguay posdictadura: poéticas y políticas en el arte contemporáneo”, en: Caetano, Gerardo (comp.) “20 años de Democracia. Uruguay (1985-2005) Miradas múltiples”, Taurus, 2005.

[2] LADDAGA Reinaldo, “Estética de la emergencia. La formación de otra cultura de las artes”, AH, Adriana Hidalgo editora. 2006.